En estas tardes se puede comprobar como los ciervos de los montes de Caspe, van poco a poco perdiendo el miedo, olvidándose de esos días de batidas de Caza Mayor. Pastan tranquilamente entre los sembrados, y saben que a mí, no me tienen que tener miedo.
Es el momento de la floración de
Allium nigrum, en Caspe es por el momento la única localidad aragonesa donde se puede observar.
Totalmente adaptado a los cultivos de cereal de secano de año y vez y no muy agresivos, resiste y florece tras haberse labrado el campo.
Otros ajos, estaban dando volteras entre los tormos, pero nos ayudan a observar sus bulbos, grandes y sin bulbillos.
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